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viernes, 19 de octubre de 2012

Calor

No es sólo ese proceso energético físico, va más allá, en diferentes formas... En diferentes esencias cálidas.

El calor de una lágrima que va brotando, mientras se enfría al recorrer la mejilla, o bien, en una risa que calienta la garganta, carcajadas de recuerdos, cálidos recuerdos.

El calor que se embotella en un licor, para calentar el corazón, para calentar la razón, o darle más fervor al descontrol corporal, mientras el calor del humo del cigarro que se inhala en celebres momentos de una tranquilizante bocanada.

El calor de un misterio guardado, de excusas, de frecuentes enojos e impotencias, de frustraciones truncadas en la mente, en la vida, en el amor, en los cálidos sueños hechos pesadillas.

El calor, de una pérdida perdida, de un corazón que se ganó un amor efímero, o bien, de un corazón que sigue en la esperanza de todos los males, de los devenires y ansiosas fantasías románticas.

El calor de la compañía, de esas personas contadas que están ahí, en momentos trágicos y felices, en la vida y muerte, la calidez de su abrazo o la caricia de su verbo que calienta el momento más frío, de la soledad y sus fantasmas... El calor de ser sin necesidad de estar.

Danna DanGer.

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